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SEGUNDO CAPÍTULO, escrito por Renzo

SEGUNDO CAPÍTULO
ESCRITO POR: RENZO

Por su parte, Serena está en su cuarto, su madre la regaña que no deje la ropa tirada en el piso, y que tienda la cama. Pero, ella no le hace caso, más, bien, se la pasa recostada en su cama, pensando en su encuentro con Valentín, sin saber si quiera que es homosexual: "¿Quién era ese chico? ¡Es tan tímido, pero, a la vez, es tan misterioso! ¡Tengo que volver a verlo!"

Al día siguiente, Serena reciba una llamada de su celular...
-¿Aló? ¿Serena? ¿Como estás? Te habla Valentín, el chico que te invitó la malteada de ayer.
-¿Valentín? ¡Oh, qué bueno que llamaste Valentín! Dime, ¿Qué vas a hacer esta tarde?
-Pues, nada... ¿Quería ver si quieres ir a caminar a la playa conmigo?
Serena está con los ojos brillosos de la emoción.
-¡Oh, Valentín! ¡Si, claro, acepto encantada tu invitación! ¿Tienes la dirección de mi casa?
-Es que... ¿No sería mucha molestia que nos pudieramos encontrar, los dos, en la playa? No se si me entiendas, pero, la verdad...
-Bueno, está bien. ¿A qué hora quieres que nos encontremos?
-Entonces, ¿Nos encontramos en la playa, como a las dos y media?
-Hummm... está bien. Nos vemos a las dos y media de la tarde.
Los dos cuelgan el teléfono. Ella se emociona al saber que Valentín lo ha llamado.

Rato después, Valentín asiste primero a la playa, en donde se detiene en un puesto de helados, mientras espera a la muchacha. Mira el reloj. Son las 2 y 15 de la tarde. Aún es temprano. De repente, aparece Gerónimo. El está sin camisa. Valentín se queda impactado al verlo, y de repente, su mente se llena de los más incontrolables deseos al verlo... es tan parecido a su gran amor muerto...
-¿Qué me mira, ah?-, le pregunta Gerónimo, en tono alturado.
-Disculpa... es que eres... eres... tan parecido... -, responde Valentín.
-¿Perdón? ¿De qué está hablando usted? ¿Parecido, a quién? ¡Y dejeme de estar mirando de esa manera!
-Perdóname, por favor. Lo siento.
Valentín da media vuelta y se retira, pero, después, se acuerda de su cita con Serena y decide volver. Pero, Gerónimo ya se había ido, y él, decide, esperarla.

Para el tiempo, y Serena se distrae, mirando las tiendas con una amiga, cuando de repente, mira su reloj. Son las 2 y 35 de la tarde. Y se acuerda de su cita con Valentín. Entonces, se despide de su amiga, y corre apresuradamente a su cita.

Pero, en el camino, ella se encuentra con Gerónimo, quién le bloquea el paso...
-¡Oye! ¿Con quién te estás metiendo, ah!-, responde Gerónimo.
-¡No sé de lo que estás hablando!
-Pues, quiero que sepas que me encontré con tu amiguito, y no dejaba de mirarme toda la noche... ¿Con quién te estás metiendo?
-La verdad, no sé de quién estás hablando...
-¡Hablo de tu amigo, el de ayer, cuando tuviste el accidente!
-¿El? ¿Y que tiene él? Es un buen chico.
-¡Cuídate de ese tipo de gente! ¡Ese tipo no me gusta para nada!
-¡Yo tengo el derecho de escoger a mis amistades y, por favor, tengo que irme a una cita muy especial!
-¿Por qué? ¿Te vas a encontrar con ese tipejo?
-¡Esto es algo que no te incumbe!
Serena da la media vuelta y se retira de su presencia, y se va con dirección a su cita con Valentín.

Mientras tanto, Valentín está impaciente... ¡Como se demora esa chiquilla! ¿Será que se arrepintió y no quiso venir?

En ese momento, se aparece Serena... Valentín se pone furioso...
-¡Serena! ¡Hemos quedado a las dos y media! ¡Llegas tarde! ¿Qué pasó?
-¡Discúlpame, Valentín, pero, es que se me olvidó de repente esta cita! ¿Me perdonas?
-Está bien... ¡Pero, no me lo vuelvas a hacer otra vez, fijate que odio que la gente llegue impuntual a mis citas!
-Está bien, Valentín. Bueno... ¿Qué te parece si tomamos un helado? No te preocupes, que yo invito.
Entonces, los dos se detienen a una heladería, en donde ordenan los helados. Ella quiere pagar la cuenta pero, él no se lo permite.

Los dos caminan por la playa, mientras se saborean los helados. Ella busca hacerle conversación.
-Dime, Valentín, ¿Sobre qué escribes?
-Escribo novelas de romance.
-¡Oh, vaya! ¡Un romántico empedernido! ¡Seguro se la dedicarás a todas las chicas que conoces!
-No lo creo.
-¿No? ¿Acaso no hay alguna chica que te interese?
-La verdad, no me interesa ninguna.
Un poco de helado se derrite y cae en la ropa de él. El se desespera y comienza a limpiarse con una servilleta.
-¡Mira lo que he hecho! ¡Ya me ensucié todo por estar distraído! ¡Ya sabía que era mala idea, comprar helados en cono, porque se ensucia uno!
-¡Bah! ¡No es nada, solo es un poquito, se va con una buena lavada y listo!
-Si, claro, es fácil decirlo para tí. Seguro que tienes alguien que te lave la ropa y todo eso...
Un poco de helado cae en la ropa de ella. Valentín vuelve a desesperarse.
-¿Ves, de lo que estoy hablando? ¡Mira ya te ensuciaste toda!-, y le limpia con una servilleta.
-¡Es solo un poco de helado! ¡No pasa nada! ¿Seguimos caminando?
-Déjame terminar el helado.
Los dos continúan saboreando los helados. Al terminar, él se limpia con su pañuelo, cuidadosamente. Ella, apenas, se limpia con las manos.
-Usa este pañuelo. Es mejor.-, dice él, entregándole el pañuelo.
-Gracias.-, ella lo recibe, y se limpia su bello rostro y sus manos de helado.
Los dos toman el sol. Gerónimo regresa y se llena de coraje al ver a Serena conversar con Valentín, pero, prefiere controlarse.

Serena camina en la playa con Valentín...
-Dime, Valentín, ¿Qué te parece si nos sentamos en la playa?
-No creo. Podemos ensuciarnos. Y no traje toalla.
-¡Vamos! ¡No pasa nada! ¡Así podemos ver el sol, el mar, a la gente caminando, y sentir la brisa del mar! ¿Qué te parece?
-Hummm... está bien.
Entonces, los dos se sientan en la arena, mientras miran las olas del mar. Ella se acerca hacia él, en posición indiscreta y le hace una caricia. Pero, él le retira la mano y se hace un lado...
-¡Por favor, no se te ocurra hacer esto!
-¡Vamos, no seas así! ¡Es para entrar en confianza!
-¡Pues, a mí no me gustan ese tipo de confiancitas!
-Está bien, está bien. Bueno, mejor platiquemos...
-¿De qué quieres platicar conmigo?
-No lo sé. ¿Qué te parece si hablamos de tu novela? ¿De qué se trata?
-Es una novela histórica que transcurre, durante la revolución francesa.
-¡Debe ser emocionante leerla! ¿Y donde tienes esa novela que estás escribiendo?
-La tengo archivada en el computador de mi casa.
-¿Puedo verla? A mí me gustaría leerla. Puedo ser una buena crítica.
-Está bien. ¿Nos vamos?
El se levanta primero y se sacude rápidamente de la arena...
-¡Mira lo que hiciste! ¡Ya me ensucié todo de arena!-, exclama él.
-¡Que yo sepa que yo no te obligué! ¿Serías tan amable en levantarme de la arena?
Valentín, muy galante, la levanta de la arena, y le pide a ella que se sacude. Ella se sacude, por encima. Y caminan rumbo al apartamento de él, pero, no se dan cuenta que Gerónimo los está siguiendo.

Gerónimo se llena de coraje de ver a Serena entrar al apartamento con un desconocido: "¡No puedo creerlo, resultó ser tremenda "zorra" y eso que no lo demostraba! ¡Recién conoce a un tipo y ya se vá a su apartamento."

Serena ingresa al apartamento de Valentín, pero, antes que ingrese, él le pide que se sacuda completamente, para no ensuciar. Ella ingresa. El apartamento es muy limpio y ordenado. Todo está perfectamente en su lugar.
-¡Este es mi apartamento, ponte cómoda, pero, eso sí...! ¡No toques nada! ¿Quieres algo de tomar?
-Un vaso de agua, por favor.
-Ya vengo.-, exclama Valentín.
-No te preocupes.-, dice ella, mientras se sienta en el sofá. Y se queda mirando unos adornos que están en la mesita de la sala. De la curiosidad, y haciendo caso omiso a las advertencias de Valentín, pues, decide tocar un adorno. En ese momento, viene Valentín, con el vaso de agua...
-¡Te he dicho que no toques nada! ¡Es un adorno fínisimo!
-¡Ups! ¡Perdóname!-, ella responde, recibiendo el vaso. Toma un sorbo y lo coloca en la mesa de vidrio. El coloca el portavasos debajo de su vaso.
-¿Donde tienes tu novela? ¡Me muero de ganas de leerla!
-Si, claro, la tengo en el procesador. Esperame, un rato... ¡Y...! ¡No toques nada! ¡De verdad, eres una "chica desastre"!
-Entendido, "señorito perfección."-, responde la bella muchacha.
Serena se queda quieta en su silla, mientras toma su vaso con agua, y mira los adornos y los libros que están en el anaquel. Se acerca a ver los libros, y de la curiosidad, y volviendo a hacer caso omiso de Valentín, decide tomar uno para hojearlo. Y se sienta en el sofá para leerlo...

En ese momento, viene Valentín, con una copia impresa del manuscrito...
-¿Qué estás haciendo?-, pregunta él.
-Estoy leyendo este libro que está interesantísimo. ¿Esa es tu novela? ¿Puedo leerla?
Serena tira el libro al piso.
-¡Por favor, Serena! ¡Cierra el libro y colócalo en el lugar donde lo encontraste!
-Está bien, "señorito perfección." ¡Uy, qué genio!
Ella coloca el libro en el anaquel donde lo encontró, y de inmediato, lee el manuscrito de Valentín.
CONTINUARA...

Comments

  1. ¡¡me encanta el encuentro con Geronimo, tan guapo, sin camisa... valentin se le van los ojos y a Geronimo no le gusta nada y encima luego está serena ¡¡un trio interesante¡

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  2. no me acordaba que había puesto a Gerónimo sin camisa... debe ser la manía de estar siguiendo tus foronovelas (jejejeje). :) :)

    Renzo

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