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CAPITULO 10, ESCRITO POR: DEIANNE

CAPITULO 10, ESCRITO POR: DEIANNE
-¡¿Qué quieres?! —le gritó Serena empujándolo fuertemente, molesta porque la hubiera besado de esa forma.
-Es más que obvio-Le respondió en su tono arrogante nuevamente mientras la atrapaba entre su cuerpo y la pared de piedra-Deja de evitarme y afronta las cosas- Gerónimo se inclinó y acercó nuevamente sus labios a los de la rubia.
-¡Déjame en paz!- Serena se separó de él, pero este la tomó por la cintura y la apegó aún más a su cuerpo- ¡Déjame a mí, a Valentín, déjanos a los dos en paz!, ya he tenido suficiente de ti, vuelve con tu querida Marcia, o quien se te antoje.
Ahora empezara de nuevo-Pensó Gerónimo hastiado, mientras pensaba en una forma de cerrarle la boca- Es tan histérica...

Serena no dejaba de quejarse y reclamarle, lo que estaba agotando la paciencia de un ebrio Gerónimo, que la callo con el único método que se le ocurrió. La beso con locura.

Ella se vio interrumpida en su largo monologo, en el momento que Gerónimo junto sus labios con los suyos en un salvaje beso. Ella que, nuevamente, quiso separarse de él sintió sus fuerzas flaquear cuando el apuesto joven puso sus manos en la espalda e ella.

Oh dios, hacía tanto que esperaba ese momento, ahora la besaba y...se sentía tan bien.

Serena reaccionó, pero se dio cuenta de que era, pero se dio cuenta de que era inútil intentar separarse y casi inconscientemente comenzó a corresponderle pasando sus brazos por el cuello del Salvatierra, profundizando así el beso. Él la elevo del suelo para ponerla a su altura, haciendo que la bella chica enredara sus piernas alrededor de su cintura.
La rubia olvido todo su enfado y se dejo llevar. Gerónimo introdujo su lengua, que dejo escapar un pequeño gemido, provocando que tuviera graves problemas para retener sus impulsos más básicos, y no arrancarle la ropa en ese mismo instante. Luego gimió con menos control cuando él comenzó a besar su cuello, y una de sus manos se introdujo bajo su blusa, que estaba empapada por la lluvia que comenzaba a caer.

De repente él se detuvo, y elle exhalo un suspiro.

-¿Por qué diablos te detienes ahora?- Él sonrió con orgullo al escuchar esas palabras salir de la joven.

-Serena, haz crecido en este tiempo- Gerónimo disfruto del rostro de desconcierto y vergüenza de la rubia, mientras esta lo fulminaba con sus ojos marrones. Lo disimulaba muy bien pero amaba hacerla enfadar y sonrojarse a cada instante...

¿Estaba obsesionado con ella?

Tal vez sí, pero no importaba mucho en ese momento.

Serena se sonrojo furiosamente por el comentario anterior, pero no tuvo tiempo para insultarlo, ya que Gerónimo había salido de sus pensamientos, y había atrapado su boca de nuevo… Y apenas estaba empezando.
La lluvia comenzó a caer con más fuerza, empapando a la inesperada pareja que seguía besándose y acariciándose en medio del callejón. Gerónimo exhaló un gemido ronco contra el cuello de la chica, y se quedó allí un momento, embriagado con su aroma.
La rubia también se quedó quieta, como despertando de un largo trance. ¡Oh, por dios. Un poco más y ahora estaría teniendo sexo con Gerónimo en medio del callejón!
¿¡Pero en que diablos estaba pensando!?
Bajó la vista hacia su compañero de equipo, quien estaba tan agitado como ella y descansaba la cabeza en su hombro.
Bueno, era obvio que no estaba pensando…
Él Salvatierra se sintió observado y la miro a los ojos.
-Y creí que yo te parecía molesta, un desastre, debilucha y fea -agregó al ver la cara impasible del chico.

-Yo no creo eso —Serena abrió la boca sorprendida.

-Perdón, pero tú siempre dices que...

-Yo no creo que seas molesta, un desastre, debilucha y fea -Jerónimo la cortó, tomándola por la cintura y se inclinó hacia su oído-. Tú eres molesta, un desastre, debilucha y fea -le aclaró antes de mordisquear al lóbulo de su oreja. Serena se mordió el labio.

-Gerónimo, por favor...
El chico cerró los ojos, molesto, y volvió a abrirlos revelando de nuevo.

-Eres la molestia más grande en mi vida -Serena se ofendió, pero el Salvatierra la tomó firmemente por la muñeca, mientras que con el otro brazo la abrazaba posesivamente para que no intentara escapar.

-Pero si soy una molestia ¿Por qué me besas?
-Porque...a pesar de ser una molestia- Le dijo, como si las otras millones de veces no le hubieran quedado claras-. Sensible, llorona, ruidosa, impulsiva, infantil, atolondrada…
-Si estás tratando de halagarme, no está funcionando -le dijo, frunciendo el ceño. Él rió levemente y le dio un pequeño beso en los labios. Serena le iba a responder, pero Jerónimo se apartó rápidamente.
-Y siempre hablas cuando no debes -le reprendió, pero inmediatamente su mirada se dulcificó cuando se encontró con sus ojos cafés.
-¡Hn! —Serena trató de separarse, pero el peso del cuerpo del chico sobre el suyo se lo impidió-. Tú no eres precisamente perfecto tampoco. Eres antisocial, frío, calculador, ambicioso, malvado, egocéntrico... —Serena se detuvo cuando él comenzó a acercar su boca a la de ella—. A-Atractivo, sexy, inteligente…
Gerónimo sonrió altivamente—. ¿Eso es un insulto?

-Idiota.

-Lo sé- Y la besó una vez más.
Serena recuperó la cordura por una fracción de segundo, y estuvo a punto de quitárselo de encima e irse a su casa, pretendiendo que nada de esto había ocurrido. Pero tal vez la forma en que su lengua se introducía lentamente dentro de su boca, lamiendo y delineando sus labios como para pedirle más acceso, o como sus manos soltaban sus antebrazos y se posaban en su cintura, acariciando sus costados, la hacían dudar.
De repente la imagen de Valentín sonriéndole llegó a su mente.
Los ojos cafés se abrieron de golpe y empujando a Jerónimo bruscamente le gritó.
-¡Ya no jugaras más conmigo Jerónimo Salvatierra!, yo te espere tanto tiempo, sufría tanto por ti y nunca lo valoraste, ahora ya es tarde...te tocara llorar a ti. Yo amo a Valentín. Primero pasa por todo lo mismo que yo, llórame, aunque sea de rabia, de orgullo, siente que se te parte el corazón y luego háblame de todo esto. Antes no.

Y llorando, dejándolo sólo bajo la lluvia en aquel lugar, se fue corriendo de allí con las lagrimas cayendo por sus suaves mejillas.


Valentín se encontraba en un café, mirando el gris cielo si verlo a través del cristal empañado por las gotas de lluvia, mientras su imaginación divagaba lejos de allí.
En su mesa una taza de café humeante esperaba a ser bebida por aquel bohemios que empezaba a escribir con su prolija caligrafía en una hoja cuyo titulo rezaba “De color del atardecer”.

Por su mente cruzó la imagen del día que había conocido a Serena, parecía una pequeña hada, que de pronto rompió el ensueño que había creado alrededor suyo con su torpeza. Pero no importaba, ella era el motivo por el cual había vuelto a escribir, su musa, su mejor amiga, la persona a quien iba dedicada aquella obra.
De repente vio por la ventana que alguien caía afuera sobre un gran charco de agua, preocupado de levantó del lugar y salió de la cafetería para ayudar al desgraciado. Grande fue su asombro cuando se encontró con Serena llorando desaforadamente.

-¿Qué te sucede?, ¿Por qué estas así Serena?-Le preguntó entre afligido y preocupado. Ella al verlo se levanto rápidamente y lo abrazó con mucha fuerza.

-Es todo, Valentín, Gerónimo, tú...mi vida es un desastre-Contestó entre sollozos.

-Ven, mejor entremos a la cafetería, te calmas, y hablamos calmadamente, ¿Te parece?...

-Sí, creo que esta bien-Le dijo ella pausadamente.

Una vez en la cafetería, que ella se calmo y pidió un café cortado con leche, tímidamente le preguntó a Valentín...

-¿Por qué no me dijiste antes que eras homosexual?, ya sabes yo podría haber evitado todo esto, es tan difícil para mí...

-Lo sé, y lo siento mucho Serena, como ya te dije, tenía mucho miedo a que te alejaras de mí, eres muy importante en mi vida...

-Me hace feliz que me digas ello, pero tú me conoces, yo nunca te juzgaría por ello...yo, yo te amo, y quiero que por sobretodo estés bien, no me importa nada más que tú felicidad...

-¿Y Gerónimo?, ¿No sientes nada por él?

-No, es definitivamente un idiota-Dijo sin creerse a ella misma, los sentimiento encontrados nuevamente por él creaban estragos en la joven pero no quería reconocerlo- Él te interesa ¿Cierto?...

-No-Mintió Valentín también-Sólo me recuerda un viejo amor, porque es muy parecido a él...

-¿Un viejo amor?...Es por él que siempre andas todo misterioso-Afirmó la joven dolida.

-Sí, nuestra historia fue muy triste ¿Sabes?, él se suicido una noche tormentosa como esta, sin despedirse, sin decir adiós y lo peor de todo es que nuestra relación estaba perfecta. No pude ni asistir a su funeral porque su familia no sabía nada de lo nuestro. Aún me duele mucho.

-Lo siento mucho, no lo sabía, ¿Cómo se llamaba él?...

-Santiago...

-¿¡Santiago!?-Gritó ella casi cayéndose de la conmoción- ¡Ese, ese es el hermano de Gerónimo!...

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