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PRIMER CAPÍTULO, escrito por Deianne


PRIMER CAPÍTULO, escrito por Deianne

Sentado en su despacho, el joven escritor disfrutada de un tierno espectáculo.

El trino de un pequeño gorrión anunciaba que todo amanecía.

Amanecía el sol, que tímidamente asomaba sus dorados rayos en el horizonte.

Amanecía el cielo, que con el correr de los segundos se transformaba de un celeste aguado a uno intenso.

Amanecía la naturaleza, con las flores que, perezosas, desplegaban sus pétalos para ser acariciados por la brisa fresca.

Despertaba todo, en una pacifica tranquilidad.
El viento le llevo el aroma del pan recién horneado y del roció matinal. Valentín suspiro, pensando que era imposible no encontrar la inspiración entre tanta belleza.
El café que frió descansaba junto a su cuaderno, era el único testigo de que había estado esperando toda la noche por una musa que jamás llego.
La frustración era enorme. El ultimátum de su furioso editor aun hacía eco en sus recuerdos. Sólo tres días le fueron concedido para darle un inesperado final a su novela, y el apenas podía pensar en nada, menos escribir.
La conmoción que le había causado la muerte de su amado a manos de un desconocido, hizo que todo su talento como escritor quedara detrás de una muralla que por más que intento, no había logrado derribar.
Era incapaz de pensar en otro cosa, el dolor eran tan inmenso en realidad, tan grande…
Pero los negocios no esperaban, la vida era así, estaba al tanto y no renegaba de ello, pero, le gustaría tanto cambiarlo. Y ahora, con la mente en blanco, rogaba una iluminación.
Se levantó con desesperación de su sillón que estaba junto a la ventana, y cuando se iba a dar media vuelta para irse, la vio…
Pedaleaba una bicicleta de color rosa, y su cabello largo y rubio se mecía grácilmente sobre su espalda.
Una tibieza lo recorrió involuntariamente, ¡Conocía esa sensación!, una sonrisa se dibujo en su rostro, una idea comenzaba a tomar forma…
Pero el ruido de un freno, muchos gritos y una chillona voz que maldecía a diestra y siniestra logró distraerlo de las escenas que se formaban en su mente para el final de su best-seller.
La joven que había divisado unos segundo atrás, y que se convirtió en su fuente de inspiración en sólo un instante, ahora se hallaba en el suelo, en una posición poco decorosa, que sugería que había sufrido un dolorosa caída.
Un hombre furioso bajaba de un automóvil negro y costoso agitando sus fornidos brazos.
Su mente tardo un momento en procesar la información, y cuando por fin comprendió que ella había sufrido un accidente, corrió rápidamente hacia la calle, para ver si ella necesitaba ayuda.

-¡Pero si yo iba por la senda correcta, gran imbecil, si hay alguien aquí que tiene la culpa, es usted!- Le gritaba ella con euforia.

-Ja, ja, ja-Río él irónicamente- Ambos sabemos perfectamente que fue usted quien se cruzo por mi camino toda apresurada, por lo tanto será usted quien corra con los gastos de mi vehículo-Terminó el fríamente, con una calma envidiable.

-¡Ni lo pienses!, ¿Quién te crees tú?, ¡Oh cierto!; Un gran estúpido engreído que creer poder hacer lo que quieras porque eres el hijo de un jefe de policía mediocre. Pues, una noticia, por mí puedes irte al infierno tú y llevarte tu estúpido auto.

-No cambias, Serena-Dijo él con sarcasmo-Eres igual de insolente, mal educada y molesta que cuando te conocí.

Valentín no podía creer que aquella delicada dama fuera capaz de decir tantas palabrotas juntas. Sintió como si ella hubiera perdido su magia para transformarse en un ser terrenal.

-Por favor, calma-Pidió con paciencia y ambos jóvenes se giraron hacia él con cara de pocos amigos.

-No te inmiscuyas aquí, nada tienes que ver- Le dijo él aun conservando su inexpresividad.

-Disculpa...-Contestó Valentín, impresionado por él, era tan...-Yo te falte el respeto en ningún momento, sólo vine aquí para saber como se encontraba la señorita-Dirigió su mirada hacia ella luciendo con elegancia su gran educación, Serena le sonrió con cierta timidez mientras intentaba acompasar su respiración.

-Estaría bien si este idiota no hubiera causado tanto escándalo- Y miró al dueño del automóvil con rencor.

-Puedo ser idiota, pero al menos un idiota lindo, no como tú, fea y molesta- Contraatacó él arrastrando las palabras.

-¡Ay!, como si tú fueras Brad Pitt, sólo eres un mimado- Valentín noto que sus orejas se ponían coloradas. Pero la atención del escritor estaba en el frío joven que estaba fulminando con la mirada a la ex-hada. Su parecido era terrible. Espeluznante.

-Compórtense como los adultos que son ya-La voz malhumorada y desagradable de un policía interrumpió la larga discusión entre los dos jóvenes- ¿Qué sucede aquí, Jerónimo?

-Lo que sucede, querido padre, es que esta “mujer”-Le dijo acentuando déspotamente la ultima palabra- se cruzó en mi camino y la atropellé, por mala suerte no le paso nada, pero a mi auto sí. Exijo que ella corra con los gastos.

-¡No lo haré!, no tengo dinero, y tú lo tienes de sobra, maldito tacaño.

-Márquez, por favor, las reglas son las reglas, si usted reconoce haberse manejado de forma incorrecta por las vías de transito, deberá ser amonestada como corresponde-Le contestó el policía.

-¡Pero yo no tengo la culpa de ser un poco torpe y llegaba tarde a mi entrevista de trabajo...!

-Sin excusas, no pretendas saltarte las leyes, no se modificaran por ti, Serena.

Valentín al ver el rostro afligido de la rubia, se pregunto como esos otros dos seres no podía tener compasión con una criatura de aspecto tan frágil.


-Yo me hago cargo-Dijo él y la mujer lo miró sorprendida.

-¡Gracias, gracias, mil millones de gracias!- Exclamó ella con su escandalosa voz mientras se lanzaba a él para abrazarlo. Valentín azorado, no sabia como reaccionar, sólo atino a darle unas torpes palmadas en la espalda.

-¿Qué eres tú, su novio?-Preguntó Jerónimo que parecía algo enfadado con la suerte de ella.

Nadie contestó.

-Eso no importa, Jerónimo-Dijo el policía-Arregla con él sobre los gastos, y por favor muévanse ya que están retrasando el transito, gracias- Y se fue. Jerónimo le dio a Valentín con desagrado una tarjeta con su número telefónico.

-Bien, llámame-Le dijo sin apenas mirarlo, sus ojos estaban clavados en Serena- Y tú, hoy te has salvado pero la próxima no, te lo aseguro-Luego de la amenaza subió a su tan problemático carro y acelerando, rápidamente se marcho.
Serena, con lagrimas llenando sus ojos, tomó su bicicleta que estaba casi destruida y miro a Valentín.

-Lo siento, espero no haberte causado muchas molestias- Le dijo mirándolo con culpabilidad.

-¡Oh!, claro que no...¿Estas bien?

-Lo estaré-Comentó con aire taciturno mientras miraba su bicicleta- Sospecho que ya no me servirá.

-Pues creo que no, ¿Qué te parece un desayuno?; yo invito, no me gusta ver a las personas tristes...

-¿Sabes?, creo que eres muy dulce...y acepto tu invitación, ya debo haber perdido el trabajo para al que iba a entrevistarme, así que ¿Qué más da?

-Perfecto entonces, conozco una cafetería cerca de aquí donde hacen los pastelitos más exquisitos que he probado en mi vida, ya veras que te encantara.

Dentro de la cafetería el ambiente era muy sobrecogedor, aunque a Valentín le traía malos recuerdos, de un pasado mucho mejor.
Había logrado conocer a Serena Márquez en la media hora que llevaban sentados, desayunando allí, era muy agradable y le caía muy bien.
Era un tanto torpe, de eso no cabía la menor duda, ya que había derramado la azucarera y la primera taza de malteada que pidió, por lo que tuvo que comprarle otra, pero a pesar de ello la ex-hada, le había alegrado la mañana.

-¿Entonces de donde conocías a ese muchacho de hoy?, es un poco agresivo...
-¿Jerónimo?, ¡Agh!, es un estúpido, es hijo de el jefe de policía, Santos Salvatierra, por lo que tiene privilegios, y se cree superior a todos. Y sí, lo conozco hace, mucho, mucho tiempo, pero prefiero evitar esa historia.

-No quería parecer entrometido, pero es que guardaba un parecido muy grande a alguien que conocí-Su corazón le dolió al recordarlo.

-¿Y esa historia si puede contarse?

-Me temo que prefiero que no. Oye, mencionaste algo de tu trabajo, ¿qué estudias?

-Maquillaje, peluquería, pedicure, manicure, ya sabes, todas esas cosas de mujeres que a los hombres le parecen tonterías-Rió ella, Valentín pensó que su risa era contagiosa- ¿Y tú, a que te dedicas?

-Escribo, mi gran pasión es escribir.

-¿¡Enserio!?, ¡es alucinante!; Yo me considero una gran fanática de “Harry Potter”-Él la miró con un poco de diversión.

-Bueno, lo que yo escribo no es muy parecido a esa clase de literatura, pero es bueno que te guste leer algo, ya sabes, ayuda mucho.

-Pues sí-Dijo cuando termino su malteada- Ya debo irme, te agradezco mil veces por el auto y unas más por el desayuno, tengo una gran deuda contigo Valentín, mira te dejo mi número de móvil-Lo anoto con una caligrafía desprolija en un papel-Llámame, espero volver a verte y charlar contigo.

-Seguro, Adiós.

Acto seguido le dio un pequeño beso en la mejilla, y se fue con su paso tan ensoñadoramente característico, cuando caminaba parecía flotar.

Valentín se recostó sobre su silla y sonrió con nostalgia, esa extravagante joven le había dado muchas ideas para el final de su novela pero sin embargo no era suficiente, no sentía una necesidad imperiosa de escribir, sólo era una obligación.
Suspiro, nuevamente volvía a sentir que su carrera estaba acabada.

Comments

  1. la novela es muy bonita. el capitulo muy literario. Me encanta la descripcion, valentin es un personaje interesante. El actor es guapisimo y eso ayuda a engancharse con el personaje.
    el perfil de valentino es muy interesante, peculir. No lo conocia sino antes hubiera comenzado la novela.

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  2. Gracias, de verdad, Deianne se lució con este capítulo. Acordamos que ella escribiera un capítulo para empezar de allí, y nos presentó esta joya.

    Es cierto que Valentín es un personaje importante, pero, Serena también ha tenido buena acogida y se identificaron con sus locuras.

    Saludos,

    Renzo

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