CAPITULO 22, ESCRITO POR: RENZO
ACTUACION ESPECIAL: RENZOCH (Foronovelista) como Renzo, esposo de Xiomara
(* Xiomara *)
Han pasado cuatro años, Xiomara ha contraído matrimonio con Renzo, un playboy norteamericano, donde ambos tienen una niña, Paula.
-Oh, Xiomara, qué bella eres… cuánto te deseo, te idolatro-, jadea Renzo, llenando de besos y caricias al cuerpo desnudo de la bella mujer.
-Oh… oh… te amo, Renzo… eres lo mejor que ha pasado en mi vida…-, jadea la bella Xiomara.
En ese momento, suena el timbre.
-¿Quién osa interrumpir este bello momento?-, pregunta Renzo, enojado.
-¡Debe ser la niñera que me recomendaron en la agencia!
-¿Contrataste una niñera? ¡No puedo creerlo!
-Disculpa por no decirte antes, pero, conseguí un trabajo como Anfitriona en un Restaurante.
-¿Conseguiste un trabajo? ¿Para qué? Si yo puedo darte todo lo que necesitas.
-Es que quiero ser útil. Es por eso.
-Pienso que estás cometiendo un error... ¿Vas a dejar a tu hija en manos de una extraña?
-Asi es, mi amor. Pero, no te preocupes, no va a pasar nada.
Entonces, Xiomara abre la puerta. Es Serena, vistiendo una atrevida minifalda, y una blusa escotada que exhibe sus atrevidas curvas.
Xiomara reconoce a Serena.
-Dime, ¿Qué estás haciendo aquí?-, exclama Xiomara, indignada.
-¿Xiomara? Pues… yo… yo… vengo recomendada por la agencia de empleo, para el puesto de niñera.-, exclama Serena, asustada.
En ese momento, viene Renzo. El está excitado al ver a Serena, y su esbelta figura, que tiene los más desgarradores deseos al verla.
-¡Uau! ¿Tú eres la nueva niñera! ¡Estás contratada!-, exclama Renzo.
-¿Vas a poner a nuestra hija en manos de esta “zorra”?-, exclama Xiomara.
-¡Por favor, guarda tus palabras! ¡Yo no soy ninguna zorra!-, exclama Serena.
-Yo no le veo nada de malo de contratar a esta ricura como niñera.-, dice Renzo.
-¡No! ¡Yo no voy a poner a mi hija en manos de esta tipa!-, dice Xiomara.
-Si no quieren contratarme, pues, no importa.-, dice Serena.
-Para nada. Estás contratada. Y puedes empezar ahora mismo.-, dice Renzo.
Renzo mira a Serena con fascinación. Ella sonríe. Xiomara explota de la ira.
Han pasado cuatro años, Xiomara ha contraído matrimonio con Renzo, un playboy norteamericano, donde ambos tienen una niña, Paula.
-Oh, Xiomara, qué bella eres… cuánto te deseo, te idolatro-, jadea Renzo, llenando de besos y caricias al cuerpo desnudo de la bella mujer.
-Oh… oh… te amo, Renzo… eres lo mejor que ha pasado en mi vida…-, jadea la bella Xiomara.
En ese momento, suena el timbre.
-¿Quién osa interrumpir este bello momento?-, pregunta Renzo, enojado.
-¡Debe ser la niñera que me recomendaron en la agencia!
-¿Contrataste una niñera? ¡No puedo creerlo!
-Disculpa por no decirte antes, pero, conseguí un trabajo como Anfitriona en un Restaurante.
-¿Conseguiste un trabajo? ¿Para qué? Si yo puedo darte todo lo que necesitas.
-Es que quiero ser útil. Es por eso.
-Pienso que estás cometiendo un error... ¿Vas a dejar a tu hija en manos de una extraña?
-Asi es, mi amor. Pero, no te preocupes, no va a pasar nada.
Entonces, Xiomara abre la puerta. Es Serena, vistiendo una atrevida minifalda, y una blusa escotada que exhibe sus atrevidas curvas.
Xiomara reconoce a Serena.
-Dime, ¿Qué estás haciendo aquí?-, exclama Xiomara, indignada.
-¿Xiomara? Pues… yo… yo… vengo recomendada por la agencia de empleo, para el puesto de niñera.-, exclama Serena, asustada.
En ese momento, viene Renzo. El está excitado al ver a Serena, y su esbelta figura, que tiene los más desgarradores deseos al verla.
-¡Uau! ¿Tú eres la nueva niñera! ¡Estás contratada!-, exclama Renzo.
-¿Vas a poner a nuestra hija en manos de esta “zorra”?-, exclama Xiomara.
-¡Por favor, guarda tus palabras! ¡Yo no soy ninguna zorra!-, exclama Serena.
-Yo no le veo nada de malo de contratar a esta ricura como niñera.-, dice Renzo.
-¡No! ¡Yo no voy a poner a mi hija en manos de esta tipa!-, dice Xiomara.
-Si no quieren contratarme, pues, no importa.-, dice Serena.
-Para nada. Estás contratada. Y puedes empezar ahora mismo.-, dice Renzo.
Renzo mira a Serena con fascinación. Ella sonríe. Xiomara explota de la ira.
(* Serena *)
Así, aprovechando que Renzo ha ido a recibir una llamada telefónica, Serena entabla una conversación a solar con Xiomara.
-¿Cómo está Gerónimo?-, pregunta Xiomara, con ironía.
-Supongo que bien.-, responde Serena.
-¿Por qué? ¿Ya no están juntos?
-Prefiero no hablar de ese tema. No me digas que, ¿Sigues interesada en Gerónimo?
-No. Yo solo preguntaba. La verdad, ya no me interesa. Ahora soy feliz. Estoy casada con un hombre maravilloso y tenemos una preciosa niña, fruto de nuestro gran amor.
-Pues, bien, te felicito. Tu marido parece ser muy buena persona.
-¡Es el mejor! ¡Me complace en todos mis caprichitos!
Serena sonría. Así, la bella Serena se convierte en la nueva niñera de la hija de la exuberante Xiomara.
Así, todos los días, Serena acude a casa de Xiomara para cuidar la pequeña niña. Y se la lleva al parque para que juegue con otros niños de su edad. Por su parte, Xiomara sigue besándose apasionadamente con Renzo, su marido.
-¿Y la niña?-, pregunta Renzo.
-Está con la nueva niñera. Han ido al parque juntas. Pero, no hablemos de ella, mejor, dejemos llevar por la pasión.-, responde Xiomara, mientras lo besa con desmedida pasión.
-Oh, Xiomara, como te amo.-, responde Renzo, mientras la llena de besos.
Así, aprovechando que Renzo ha ido a recibir una llamada telefónica, Serena entabla una conversación a solar con Xiomara.
-¿Cómo está Gerónimo?-, pregunta Xiomara, con ironía.
-Supongo que bien.-, responde Serena.
-¿Por qué? ¿Ya no están juntos?
-Prefiero no hablar de ese tema. No me digas que, ¿Sigues interesada en Gerónimo?
-No. Yo solo preguntaba. La verdad, ya no me interesa. Ahora soy feliz. Estoy casada con un hombre maravilloso y tenemos una preciosa niña, fruto de nuestro gran amor.
-Pues, bien, te felicito. Tu marido parece ser muy buena persona.
-¡Es el mejor! ¡Me complace en todos mis caprichitos!
Serena sonría. Así, la bella Serena se convierte en la nueva niñera de la hija de la exuberante Xiomara.
Así, todos los días, Serena acude a casa de Xiomara para cuidar la pequeña niña. Y se la lleva al parque para que juegue con otros niños de su edad. Por su parte, Xiomara sigue besándose apasionadamente con Renzo, su marido.
-¿Y la niña?-, pregunta Renzo.
-Está con la nueva niñera. Han ido al parque juntas. Pero, no hablemos de ella, mejor, dejemos llevar por la pasión.-, responde Xiomara, mientras lo besa con desmedida pasión.
-Oh, Xiomara, como te amo.-, responde Renzo, mientras la llena de besos.
(* Serena y Gerónimo *)
De vuelta al parque, Serena mira a la niña, como juega con los demás niños. En ese momento, se escucha una voz de hombre que llama a Serena. Es Gerónimo…
-Hola Serena, ¿Cómo has estado?-, pregunta Gerónimo.
-¿Gerónimo? ¿Qué estás haciendo aquí?-, dice Serena, asustada.
-Estoy cuidando a mi ahijado. ¿Te acuerdas de él?
-Si, claro. ¡Qué grande está! ¡Como ha pasado el tiempo!
-¿Y tú? ¿Qué estás haciendo aquí?
En ese momento, viene la niña… Gerónimo se sorprende al verla.
-¡Serena, cómprame un helado!-, dice la niña.
-¿Y esa niña? No me digas que tú…-, pregunta Gerónimo, con estupor.
-No es lo que estás pensando… yo trabajo como niñera.
-¿Estás trabajando como niñera? Pero, ¿Por qué?
-Es sencillo. Necesito trabajar para subsistir.
-No necesitas trabajar. Me necesitas a mi. Te amo, Serena.
-Por favor, Gerónimo, no empecemos. Nos están mirando los niños.
-Tienes razón.-, dice Gerónimo.
-¡Oigan! ¿Y mi helado?-, dice la niña.
-Permiso, Gerónimo, tengo que comprarle un helado a la niña.
-Te acompaño. Mi ahijado también quiere helado.
Entonces, Gerónimo y Serena, junto con los niños, se dirigen a la heladería para comprar los helados. Los niños se saborean juntos, sus copas de helado, mientras Serena y Gerónimo intercambian miradas.
Rato después, después de despedirse de Gerónimo y su ahijado, Serena y la niña regresan a casa, donde los está esperando Xiomara…
-Hola, ¿Qué han hecho esta tarde?-, le dice Xiomara a su hija.
-¡Hola! ¡Serena me llevó al parque y se encontró con un amigo suyo!-, dice la niña.
-¿Un amigo suyo?-, dice Xiomara, con estupor.
-Si, un amigo de Serena. Vino con un niño que dice ser su ahijado y nos invitaron a tomar helados.
-¡Ejem!-, interviene Serena, nerviosa, -¿Por qué mejor no te vas a lavarte las manos?
La niña se retira.
Xiomara habla a solas con Serena…
-Dime, Serena, ¿Quién es ese amigo tuyo que estaba con ustedes?
-No es nada importante. Bueno, permiso, me voy. Salúdame a la niña y tu esposo.
Serena se retira.
Pero, Xiomara está inquieta y entabla una conversación con la pequeña…
-Dime, ¿Cómo se llamaba el amigo de Serena?-, pregunta Xiomara.
-¡Se llamaba Gerónimo!
Entonces, Xiomara siente una fuerte impresión en su pecho. Sabe que Gerónimo está muy cerca de allí. Y de solo pensar lo cerca que está Gerónimo, ya ha perdido interés en seguir haciendo el amor con su marido. Solo piensa en Gerónimo.
Días después, Xiomara decide no llamar a Serena para que cuide a la niña, y en su lugar, se dirige con la niña al parque. Gerónimo llega allí con su sobrino, pensando que se iba a encontrar con Serena… pero, para su sorpresa, allí estaba Xiomara.
-Hola Gerónimo, ¿No estás contenta de verme?
-¿Xiomara? ¿Qué estás haciendo allí con la niña que cuida Serena?
-¿Cómo? ¿Serena no te ha dicho nada? ¡Esta niña es mi hija… nuestra hija!
-¿Nuestra hija? ¿De qué estás hablando?
-¿No te acuerdas de esa noche de pasión que tuvimos los dos? Esa niña es el fruto del gran amor que tuvimos los dos.
-No, esto es una broma, ¿No es así?
-Piensa lo que quieras. Pero, esta niña es tu hija. Y juntos podemos ser felices.-, la bella mujer, comienza a desabotonarle las camisas, mientras le dá un beso apasionado en la boca. A lo lejos, aparece Serena quién se impacta al ver a Gerónimo, besándose con Xiomara. Gerónimo mira a Serena y, entonces, empuja fuertemente a Xiomara…
-Oye, ¿Qué te pasa, Gerónimo?-, exclama Xiomara.
-Dejame en paz, Xiomara. Yo no te amo. Yo amo a Serena.-, dice Gerónimo, quién corre tras Serena.
Finalmente, Gerónimo le da alcance a Serena…
-Serena, por favor, no es lo que estás pensando.-, dice Gerónimo.
-Si, claro. Es lógico que todavía sientes algo por Xiomara, pero, déjame decirte que ella es una mujer casada.-, responde Serena.
-No, Serena. Ella fue la que me besó. Yo no la amo, Serena. Yo te amo a ti.
-No se si deba creerte.
-¿Esto responde a tu duda?
Entonces, él la toma fuertemente de sus ropas y la llena de besos y caricias a su amada. Ella le responde el beso. Ambos se besan, dando rienda suelta a su amor.
CONTINUARA...
De vuelta al parque, Serena mira a la niña, como juega con los demás niños. En ese momento, se escucha una voz de hombre que llama a Serena. Es Gerónimo…
-Hola Serena, ¿Cómo has estado?-, pregunta Gerónimo.
-¿Gerónimo? ¿Qué estás haciendo aquí?-, dice Serena, asustada.
-Estoy cuidando a mi ahijado. ¿Te acuerdas de él?
-Si, claro. ¡Qué grande está! ¡Como ha pasado el tiempo!
-¿Y tú? ¿Qué estás haciendo aquí?
En ese momento, viene la niña… Gerónimo se sorprende al verla.
-¡Serena, cómprame un helado!-, dice la niña.
-¿Y esa niña? No me digas que tú…-, pregunta Gerónimo, con estupor.
-No es lo que estás pensando… yo trabajo como niñera.
-¿Estás trabajando como niñera? Pero, ¿Por qué?
-Es sencillo. Necesito trabajar para subsistir.
-No necesitas trabajar. Me necesitas a mi. Te amo, Serena.
-Por favor, Gerónimo, no empecemos. Nos están mirando los niños.
-Tienes razón.-, dice Gerónimo.
-¡Oigan! ¿Y mi helado?-, dice la niña.
-Permiso, Gerónimo, tengo que comprarle un helado a la niña.
-Te acompaño. Mi ahijado también quiere helado.
Entonces, Gerónimo y Serena, junto con los niños, se dirigen a la heladería para comprar los helados. Los niños se saborean juntos, sus copas de helado, mientras Serena y Gerónimo intercambian miradas.
Rato después, después de despedirse de Gerónimo y su ahijado, Serena y la niña regresan a casa, donde los está esperando Xiomara…
-Hola, ¿Qué han hecho esta tarde?-, le dice Xiomara a su hija.
-¡Hola! ¡Serena me llevó al parque y se encontró con un amigo suyo!-, dice la niña.
-¿Un amigo suyo?-, dice Xiomara, con estupor.
-Si, un amigo de Serena. Vino con un niño que dice ser su ahijado y nos invitaron a tomar helados.
-¡Ejem!-, interviene Serena, nerviosa, -¿Por qué mejor no te vas a lavarte las manos?
La niña se retira.
Xiomara habla a solas con Serena…
-Dime, Serena, ¿Quién es ese amigo tuyo que estaba con ustedes?
-No es nada importante. Bueno, permiso, me voy. Salúdame a la niña y tu esposo.
Serena se retira.
Pero, Xiomara está inquieta y entabla una conversación con la pequeña…
-Dime, ¿Cómo se llamaba el amigo de Serena?-, pregunta Xiomara.
-¡Se llamaba Gerónimo!
Entonces, Xiomara siente una fuerte impresión en su pecho. Sabe que Gerónimo está muy cerca de allí. Y de solo pensar lo cerca que está Gerónimo, ya ha perdido interés en seguir haciendo el amor con su marido. Solo piensa en Gerónimo.
Días después, Xiomara decide no llamar a Serena para que cuide a la niña, y en su lugar, se dirige con la niña al parque. Gerónimo llega allí con su sobrino, pensando que se iba a encontrar con Serena… pero, para su sorpresa, allí estaba Xiomara.
-Hola Gerónimo, ¿No estás contenta de verme?
-¿Xiomara? ¿Qué estás haciendo allí con la niña que cuida Serena?
-¿Cómo? ¿Serena no te ha dicho nada? ¡Esta niña es mi hija… nuestra hija!
-¿Nuestra hija? ¿De qué estás hablando?
-¿No te acuerdas de esa noche de pasión que tuvimos los dos? Esa niña es el fruto del gran amor que tuvimos los dos.
-No, esto es una broma, ¿No es así?
-Piensa lo que quieras. Pero, esta niña es tu hija. Y juntos podemos ser felices.-, la bella mujer, comienza a desabotonarle las camisas, mientras le dá un beso apasionado en la boca. A lo lejos, aparece Serena quién se impacta al ver a Gerónimo, besándose con Xiomara. Gerónimo mira a Serena y, entonces, empuja fuertemente a Xiomara…
-Oye, ¿Qué te pasa, Gerónimo?-, exclama Xiomara.
-Dejame en paz, Xiomara. Yo no te amo. Yo amo a Serena.-, dice Gerónimo, quién corre tras Serena.
Finalmente, Gerónimo le da alcance a Serena…
-Serena, por favor, no es lo que estás pensando.-, dice Gerónimo.
-Si, claro. Es lógico que todavía sientes algo por Xiomara, pero, déjame decirte que ella es una mujer casada.-, responde Serena.
-No, Serena. Ella fue la que me besó. Yo no la amo, Serena. Yo te amo a ti.
-No se si deba creerte.
-¿Esto responde a tu duda?
Entonces, él la toma fuertemente de sus ropas y la llena de besos y caricias a su amada. Ella le responde el beso. Ambos se besan, dando rienda suelta a su amor.
CONTINUARA...
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