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CAPITULO 20, ESCRITO POR: DEIANNE

CAPITULO 20, ESCRITO POR: DEIANNE

Era de mañana, dos enfermeras cotillas observaban como una pareja caminaba por los verdes jardines del centro de salud mental. En los pasillos se rumoreaba que desde que se habían conocido, la luz había vuelto a los ojos de aquel hombre y la cordura a los actos de aquella mujer.

(* Octavio y Emma *)

Ella era una rubia muy bella, que a lo largo de su vida sufrió muchísimas heridas en su débil corazón.
Él, un hombre que construyendo su futuro, se había olvidado de vivir.
-Valentín vino a visitarme ayer ¿Sabes?-Le contó Emma mientras acariciaba una delicada amapola. Octavio la miró entre preocupado y ansioso.
-¿Qué sucedió?
Ambos siguieron caminando entre los bellos senderos de flores.
-Pues él recibió una llamada de la directora, y le contaron que mi mejoría era muy notable. Que me darían el alta muy pronto-Ella sonrió ante esa confesión y se sintió más viva que nunca al imaginar que vería a sus pequeños hijos nuevamente. Aspiro el aroma de la naturaleza y fue conciente de los latidos de su corazón. Había vuelto a nacer luego de un largo tiempo sumida en la oscuridad-Es increíble. Nunca en mi vida me sentí como ahora, soy una persona nueva.
-Wow, me alegra en el alma escucharte hablar así Emma, aun recuerdo cuando te conocí, no eras más que un animalito dolido y asustado-Le dijo pacíficamente. El sol irradiaba sobre ellos.
-Tú me devolviste la vida, Octavio-Él, ante semejante confesión se quedo callado.
Habían pasado meses ya, desde que la conoció. A partir de ahí, ni un solo día dejó de ir al centro de salud de su tío, para estar con ella. Nunca se cuestionó porque.
-Emma, aun quieres a Valentín ¿No?...
-Sí pero como el padre de mis hijos. Cuando él se caso conmigo yo lo amaba más que a nada en la vida y nuestros hijos llenaron aun más de luz nuestro matrimonio. Yo creía que todo era perfecto hasta que me contó lo de Santiago. No tuve valor de enfrentarme a lo que venía, por eso escape a Inglaterra. Siempre fui una cobarde y poco a poco, fui abandonándome. Deje de comer, de cuidar a mis niños, de arreglarme, de vivir y Scarlett se aprovecho de ello y me medico con calmantes y antidepresivos. Me manejaba como si yo fuese un robot.
Ahora no podrá más...regresaré y recuperaré a mis hijos.
-Y cuando lo hagas...
-Me gustaría que pasáramos el resto de nuestros días juntos Octavio-Le dijo ella. Emma Pirovanni siempre se había caracterizado por ser una persona directa y decidida. Él tomó sus manos y las apretó con delicadeza.
-Cuando salgas de aquí, busca a tus hijos y vente conmigo. Todo este tiempo no supe porque no podía dejar de verte ni un solo día. Siempre fui un tonto para darme cuenta de estas cosas pero ahora que me lo dices...yo también te quiero a mi lado.

(* Scarlett *)

En la casa de Valentín, Scarlett miraba jugar a los niños, de 4 y 5 años de edad. El tonto de su padre se había ido por allí con su novio mariquita y eso la llenaba de furia y repulsión. No podía ser que dos angelitos tan inocentes tuvieran un padre así de pervertido.
-Luz, Benjamín, vengan aquí-Les llamó ella.
-Si, tía Scarlett-Dijeron las dos vocecitas al mismo tiempo mientras la miraban con sus grandes ojos inocentes.
-¿Qué piensan de Rodrigo?-Preguntó ella con voz dulce mientras acariciaba el cabello de Benjamín.
-Es guay, siempre que salimos con él y papi nos compra muchos dulces-Comentó Benjamín con alegría.
-¡Sí y a mi me prometió comprarme toda una colección de barbies!
-Yo les contaré un secreto-Dijo Scarlett bajando el tono de su voz. Los niños pegaron unos brinquitos acercándose más a ella-por culpa de Rodrigo ahora su mamá no esta más con nosotros.
-¡Oh!-Dijeron los niños a la vez mientras sus ojos se oscurecían
-Si ustedes hacen lo que yo les digo, su mamita volverá con ustedes...

(* Valentín y Rodrigo *)

Valentín y Rodrigo llegaron a la casa tomados de la mano mientras reían. Ambos llevaban globos de colores y bolsas llenas de caramelos.
-¡A los niños le encantará la sorpresa!-Gritó el pelirrojo mientras los buscaba con la mirada.
-¡Si pero será la última vez que te permitiré comprarles comida chatarra que afecta sus diente, ellos tienen que comer alimentos nutritivos!...¡Mirá este desorden!-Bromeó él-Es como si Serena hubiera estado aquí.
Gritó el nombre de Scarlett y de sus hijos, pero ninguno respondió. Cuando iba a ir a buscarlos a las habitaciones, alguien tocó la puerta.
Rodrigo abrió y se encontró con dos hombres uniformados.
-¿Quién es Valentín Sánchez Vilar?-Preguntó con voz dura.
-¡Yo!-El policía le entrego una carta y una vez leída, lagrimas comenzaron a formarse en sus ojos.
-Aquí dice que quitaran la custodia de mis niños por mi sexualidad, y que se le será otorgada a Scarlett. Maldita arpía.
La impotencia lo llenó nuevamente, parecía que nunca se acabaría. Estaba siendo feliz y ya nadie lo discriminaba. Lo comprendió, era demasiado perfecto para ser verdad, su remanso de paz ya había terminado. Victima de la discriminación, una vez más.
Rodrigo se contuvo de abrazarlo frente a aquellos hombres, sería un error grande en tales condiciones.

(* Serena y Gerónimo *)

Era la mitad de la madrugada...
Serena, Gerónimo, Valentín y Rodrigo estaban sentados en la parte izquierda del jurado junto con su abogado defensor y Scarlett con los niños a la derecha. El juez entró en la sala y se hizo el silencio. Todos estaban allí hacía ya bastantes horas. Ya se habían secado las lagrimas, acallado los gritos e insultos y consumido la furia. Sólo la expectativa era tan palpable en el aire como el dolor en los ojos se Valentín.
Scarlett había puesto a sus hijos en contra de Rodrigo, y no accedían a ir con él si su novio estaba presente. No quería renunciar a Rodrigo pero por sus hijos sería capaz de eso y más.
La vida no es tan fácil, se recordó.
Serena a su lado le cogió la mano para infundirle ánimos. La llamó casi enseguida y ella llegó a la corte corriendo y chillando insultos a todos. Casi la obligan a retirarse y por eso se tuvo que calmar.
Le dedico una sonrisa a su mejor amiga. Nunca podría expresar todo lo agradecido que estaba.
-Pues ya he tomado una decisión-Dijo el juez-La custodia de los menores, será otorgada la señorita Scarlett Elizabeth Mayer, y el señor Valentín Sánchez Vilar hasta nuevo aviso, no dispondrá de un régimen visitas.
-¡Maldito sucio juez corrupto!-Gritó Serena levantándose repentinamente. Valentín con lagrimas en los ojos y Gerónimo preocupada intentaron retenerla pero no les sirvió de nada-¡Vieja arpía, venenosa y maldita, sólo porque Santiago no te quiso quieres arruinarle la vida a Valentín, ojalá que te mueras!
Gerónimo consiguió taparle su boca y la saco a rastras del jurado mientras ella a patadas y manotazos quería liberarse.

(* Serena *)

Una vez fuera del juzgado, él la soltó. Serena lo miró con furia e intento entras devuelta pero él la retuvo.
-¡Deja de comportarte así, Serena, no lograras nada!-Le gritó él.
-¡Maldición!-Dijo ella- ¡¿Cómo puedes ser así?!, ¡Ver tanta injusticia y quedar frío e indiferente ante todo!
-¡Serena la decisión del juez es justa!-Le comentó el, convencido-Los niños podrían crecer con algún trauma de identidad si vivieran con Valentín.
La mirada de la bella rubia se endureció.
-Vete de aquí Gerónimo, y en tu vida se te ocurra volver a buscarme. De verdad creí que habías cambiado-Le respondió con dolor en la voz. La desilusión sabía como el veneno más potente-Eres igual de homo fóbico que todos, que Scarlett, que esos jueces...¡Vete!
Él sintió el peso de la injusticia. No dijo nada malo, esta vez no había insultado la condición de Valentín, ni lo despreció, sólo le expuso a Serena su opinión de la adopción entre homosexuales. Todo su orgullo afloró de un momento para otro.
-¿Sabes qué, Serena?, yo creí que tú habías madurado, pero sigues siendo la misma niña tonta.
Y luego de soltar esas palabras, se fue.
Valentín lloroso salía de la corte, con Rodrigo palmeándole la espalda. Serena lo abrazó con fuerza, verlo llorar le partía el alma. El dolor de su mejor amigo, era el suyo.
Él se separó de ella y tomó sus manos.
-Gracias por todo el apoyo Serena, eres una de las mejores cosas que me paso en la vida, sin tu amistad hubiera estado perdido. Ahora me acaban de destrozar, pero juntare todos los trozos y volveré a luchar pero te necesitaré a mi lado. Hemos decidido con Rodrigo hacer un viaje para sanar estas heridas pero cuando vuelva, recuperaré a mis niños. Estoy seguro.

CONTINUARA...

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