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CAPITULO 12, ESCRITO POR URSULA ("NEFERTITI")

CAPITULO 12, ESCRITO POR URSULA ("NEFERTITI")
ARTISTAS INVITADOS:
***Los chicos de "Polvo Macizo"***


***Las chicas de "Frenchifornia"***

Los chicos aún estaban en el concierto, Valentín se quedó hablando con Rodrigo para intentar arreglar la metedura de pata de Serena que los miraba afligida, Gerónimo a lo lejos no deja de observarla, para él no existía nada más que ella, ni siquiera les estaba haciendo caso a esos bombones de Frenchifornia que antes tanto lo enloquecían, Marcia le agarra del brazo y le mira con picardía.
- ¿se puede saber que mosca te ha picado con la zorraltair? Te tiene tonto perdido 
- Eh, perdona, no te escuchaba Marcia 
- Esto es el colmo, ya ni me escuchas, antes la que te provocaba esas cosas era yo 
- ¿estás celosa acaso? 
- ¿te gustaría que lo estuviera?- le dijo Marcia sonriendo 
- Pues me es indiferente la verdad, la que quiero que me cele es Serena, porque eso querría decir que algo siente por mi 
- A mi también me gustaría que me celara Octavio, pero él no me hace ni caso, para él soy invisible 
- Pues con esa actitud que tienes, no sé qué quieres, te pasas el día insultando a las demás e intrigando a la cara de todo el mundo, no te mides 
- Pues mira quien hablaaaaa de actitud, con la que tu llevas jamás vas a conquistar a una chica, ¿te enteras? Quieres ir de duro, pero quedas como un déspota sin sentimientos, y no paras de atacar a Valentín que es el mejor amigo de la zorra, así no vas a conseguir nada, ¿me oyes? Nada 
- Muy bien… 
- Pero…- le dice Marcia mientras le miraba con cinismo y pasaba la mano por los fuertes abdominales del muchacho- podemos unir nuestras fuerzas 
- ¿Cómo? 
- Podemos hacer que nos celen, los dos, a ver si así conseguimos algo con ellos - Jajajajaja, no nos celaran, más bien pensarán que “qué bueno que siempre hay un roto para un descosido” 
- Eso es lo que tú dices- decía Marcia mientras le acariciaba ahora el musculado pecho- observa cómo nos mira ahora mismo la zorra, se ha pasado toda la noche sin hacerte caso, pero desde que yo te estoy tocando no nos quita su asquerosa vista de encima Gerónimo se da cuenta de que lo que dice Marcia es cierto, Serena no les quita ojo de encima y su cara es el espejo de su alma, no tiene malicia para saber disimular lo que siente en cada momento. - ¿cómo podremos conseguir que nos celen? 
- Cambiando a los ojos de ellos, ser a la vista de todos unos novios ejemplares y apasionados, que ella se de cuenta del papacito que podría tener, haz que desee tus besos y caricias, besándome a mí, haz que desee ser yo, y yo haré lo mismo con Octavio 
- Jajajajaja, me da que tú lo tienes peor que yo mi querida Marcia, ni mi padrino mismo se aclara con lo que quiere, aunque… parece que le gusta la dulzura y la inocencia de Serena, y tú eso es algo que no tienes, y que ya no puedes tener - Pero le puedo hacer ver como sería estar con una mujer, no una niña asquerosa, ¿Qué quiere tu padrino, cambiar pañales o recorrer cada centímetro de mi cuerpo con su lengua? 
- Jajajaja, eres una creída, pues sinceramente me da que mi padrinito lo que quiere es recorrer los centímetros de otra, me pensaré lo que me estás proponiendo y ya te diré algo al respecto- le dice Gerónimo apartando las manos de Marcia de su cuerpo antes de ir al lado de la chica con la que realmente lleva deseando de estar toda la noche. Gerónimo se va acercando a Serena que en cuanto lo ve, le da la espalda, él sonríe, Serena mira con devoción a los “polvo macizo”, Géronimo la abraza por la espalda 
 - No sé que tanto les miras a esos, cuando yo estoy mil veces mejor, muñeca 
- Ay si, como no, y suéltame ahora mismo- dice Serena haciendo un movimiento brusco con el cual le propinó un codazo al Salvatierra en toda su hombría 
- AHhhhhh, Serena, por Dios Gerónimo cae al suelo doblado sobre sí mismo, la muchacha le mira asustada y se acerca para ayudarle, pero al ir a agacharse le vuelca todo el refresco en la cabeza. 
- Ay, lo siento Gerónimo. 
- Pero… tú… no tienes igual, eres la reina de todos los desastres del mundo Serena, donde vas, la lías, deberían de declararte peligro nacional 
- Ay, pues no te me acerques más y así no te pasará nada.  
Mientras ellos discuten, a Marcia se le ocurre otra de sus travesuras, va a pedirle un nuevo refresco a Serena, y sin que nadie se de cuenta le echa una aspirina que llevaba en el bolso, Marcia sonríe, esa mezcla produce los efectos de una gran borrachera, ahora veremos si Octavio la seguía viendo con los mismos ojos, si en estado normal Serena era un desastre, en ese, haría cosas memorables. 
 - Bueno, bueno, chicos no discutáis más, ¿te ayudo a levantarte papacito?- le dice Marcia sonriendo con malicia. 
- No hace falta, ya pasó, puedo yo solo. 
- Te he traído este refresco Serena,- la rubia la mira extrañada, un buen acto de Marcia con ella no era normal.
- no me mires con esa cara, no veo el motivo por el cual nos tengamos que seguir llevando mal, mientras respetes al gran papazote de Octavio y no le andes de coqueta, yo no tendré nada contra ti, ¿te parece si hacemos las paces? 
 Serena la mira dudosa mientras se acomoda el pelo, ¿pudiera ser que Marcia por fin hubiera cambiado con ella? 
La muchacha le sonríe con dulzura y agarra el refresco 
 - Está bien Marcia, podemos intentar al menos llevarnos bien, por mí no hay problema. 
- Bueno, pues ahora con vuestro permiso, voy a buscar a Octavio, hace mucho que no le veo y me temo que está intentando conocer personalmente a las zorras de Frenchifornia, y eso sí que no lo voy a permitir Serena y Gerónimo la miran alejarse, el muchacho está empapado, pero no quiere irse, aún no. Marcia se encuentra con Octavio cuando al cabo de un rato se comienzan a escuchar unos gritos, Marcia lo sabe, debe de ser Serena, su travesura ya está haciendo el efecto deseado. 
 - ¿Qué son esos gritos? Vaya verdulera debe de ser la tipa Octavio voltea la vista y ve a Serena gritándole a Gerónimo y a Valentín que se acaba de acercar a ellos 
 - Es Serena, ¿Qué le pasará? 
- A pues quien sabe, una de las suyas, esa chica es una orquesta andante, es ridícula 
- No digas eso Marcia, no te lo permito- le dice Octavio antes de corriendo al lado de la muchacha Serena le está gritando fuertemente a Gerónimo que no sale de su asombro, de repente se ha puesto histérica, él se queda mirando a Marcia que desde lo lejos le hace un gesto de ignorancia con los hombros, él agarra el vaso que Marcia le dio y lo huele, no lleva alcohol, pero sin duda lo que le estaba pasando a Serena tenía algo que ver con la “buena voluntad de Marcia.” 
 - Eres un imbécil al que no quiero ver nunca más en mi vida, lo que… me hiciste… no… te lo voy a perdonar … jamás, ¿me oyes? … nunca 
- Serena, vamos, te llevaré a casa, no estás bien- le dice Gerónimo agarrándola del brazo - No quiero que me toques!!! Nunca más 
- Yo la llevaré, ven vamos Serena- le dice Valentín con amabilidad 
- No… tu tampoco… ¿Por qué eres gay? – dice la muchacha llorando- ¿es que no puedes dejar de serlo? ¿acaso no soy lo suficientemente linda para ti? ¿de verdad que no te gustan ni un poco las mujeres?, tú eres el único… que me haría olvidar, me gustas mucho. 
- Serena cállate de una vez- le dice Gerónimo muy enfadado al escuchar la declaración que le hizo a ese “raro” 
- Lo mejor será que la lleve yo- dijo Octavio que acababa de llegar junto a ellos
- la muchacha no se encuentra bien, hay que sacarla de aquí cuanto antes Serena lo ve y se acerca a él con andares vacilantes 
- Tú,… tu eres muy guapo, guapísimo, un hombre de verdad… pero no me gustas, no siento nada por ti y nunca lo sentiré, mi corazón está partido en dos, y ninguno de los trozos te pertenece 
- ¿lo has oído? ¿te queda claro viejo verde?- le espeta Gerónimo en la cara
- yo la llevaré, sé donde vive, y no hay más que hablar, y al que se me ponga por delante le parto la cara en dos. Gerónimo se acerca a ella y la agarra de la cintura con dulzura y sensualidad 
 - Venga, vamos Serena, te llevaré a casa ¿si? 
- Yo… te quise tanto… pero tanto, ¿por qué me hiciste eso? ¿tan insoportable y fea era para alguien como tú?, no quiero que me toquessssss 
- Dejala ahijado, no quiere que la lleves tú Octavio intenta agarrar él a la chica para acompañarla a su casa, pero Gerónimo le agarra de la camisa y le estampa un buen puñetazo en el ojo, Octavio se pone la mano dolorido y le mira con furia 
- Pégame, anda viejo, ¿no me oiste? Yo llevaré a Serena a casa, vete con las viejas de tu edad, ¿o acaso no la escuchaste? Ella a quien quiere es a mí, y no hay más nada que hablar, de ella, me encargo yo Gerónimo la abraza y Serena no puede sostenerse más, cae desmayada en sus fuertes brazos. Gerónimo conduce con tranquilidad mientras mira a Serena dormida en el sillón del copiloto, su respiración es tranquila y acompasada, llegan a casa de Serena y Gerónimo la baja del coche entre sus brazos y la mira enamorado, estando dormida parece todavía más angelical si es que se puede serlo más y sin poder remediarlo la besa suavemente en los labios antes de llamar a la puerta de su hogar. La madre de Serena abre la puerta y se asusta al ver al hijo del jefe de policía con su hija desmayada en brazos 
 - Gerónimo, ¿qué ha pasado? ¿Qué tiene mi hija? 
- No se preocupe señora, creo que ha bebido de más 
- Pero hijo, si mi Serena no bebe alcohol 
- Creo que ha agarrado el vaso de otra persona y se lo ha bebido sin darse cuenta
-Gerónimo no sabe que contestarle a la madre de Serena, está realmente apurado - ¿la puedes llevar a su cuarto hijo? 
- Si señora, como no La madre de Serena lo guía hasta el cuarto de la muchacha y Gerónimo la deja con cariño en su infantil y rosada cama. 
- Muchas gracias por traerla Gero, hacía mucho tiempo que no sabía nada de ti, ¿cómo te van las cosas muchacho? - Bien, muchas gracias por su interés - ¿y tu padre?- pregunta la madre de Serena con picardía ya que tuvieron algo en el pasado, el padre de Gerónimo fue su gran pasión cuando eran adolescentes - Como siempre, hoy está de guardia - ¿y tu madre y hermano? - Mi hermano murió señora- dijo Gerónimo con semblante serio mientras apretaba la mandíbula al recordarle - Ay si, perdona, no me había acordado, tu hermano… se… se - Suicidó, si, se pegó un tiro en la cabeza con la pistola de mi padre. 
En ese momento Serena abre los ojos y medio adormilada y confundida le dice. 
 - Santiago era el novio de Valentín… Gerónimo abre los ojos como platos y se gira bruscamente hacia ella con la cara desencajada. 
- ¿cómo has dicho Serena? 
- ¿Qué?... 
- ¿Qué has dicho de mi hermano? 
- Pues… que era el novio de Valentín, por eso él se ha enamorado de ti, eres el reflejo de tu hermano. 
- Eso no puede ser, mi hermano era muy macho ¿me oyes? El no era gay… no puede ser, salió con miles de chicas, eres una cabeza hueca Serena, debes haber entendido mal. 
- No… te digo la verdad, eran novios, les iba muy bien y eran muy felices, Valentín no ha superado su muerte, en su casa tiene un armario en el que guarda sus cosas, ahí puedes confirmar lo que te digo, Valentin no sabía que eráis hermanos hasta hace poco que los dos hablando lo descubrimos. 
- No puede ser- dice Gerónimo mientras lágrimas de rabia surcaban sus ojos. 
- Es…yo…me siento mal…- Serena mira a su alrededor y ve a su madre que estaba anonadada en esos momentos
- mamá, ven conmigo, no me siento nada bien Gerónimo se levanta con furia y se va de allí rápido hacia la casa de Valentín, conduce con fiereza, no puede ser, su hermano no era anormal como Valentín, no puede ser, era imposible, no era gay, era un macho, un Salvatierra, un hombre de los pies a la cabeza. 
Gero llega a la casa de Valentín y llama a la puerta pero nadie le abre, ese tipo no estaba aún en casa, a lo mejor seguía en el concierto, sin pensárselo dos veces el muchacho le da una gran patada a la puerta y la abre bruscamente, entra presuroso al piso y busca el misterioso armario cerrado con llave, lo encuentra en pocos minutos y lo fuerza hasta abrirlo, no se siente con fuerzas para mirar, se derrumba en el suelo abatido, con la cabeza dándole vueltas y la respiración totalmente agitada, debe mirar, debe mirar, debe saber si eran verdad las palabras de Serena, Gerónimo respira profundamente y se arma de valor, se levanta del suelo con dificultad y mira dentro del armario, las lágrimas salen a chorros de sus ojos, hay miles de fotos de su hermano con Valentín, besándose, dándose abrazos, algunas un poco más comprometidas que por poco le hacen perder el sentido, había cartas de amor en las que Santiago le pedía paciencia a Valentín y le hablaba del machismo de su familia, en una de ellas, estaba realmente desesperado por no saber como afrontar el decirle a su familia que era gay y que amaba con locura a Valentín, Gerónimo no puede aguantar más, deja todo tirado en el suelo y rompe la puerta del armario a puñetazos 
- No, no, no puede ser, tú no, tu no eras gay, nooooooooo, no te has quitado la vida por esto, nooooo Gerónimo sale corriendo de allí justo en el momento en que llegaba Valentín, se chocan con brusquedad en la puerta de entrada, Valentín le ve irse y entra a su casa sobresaltado, echa un vistazo y descubre todos los daños ocasionados por Salvatierra en su casa, pero lo que más le llama la atención es la luz encendida en su cuarto… el cuarto que compartía con Santi, se acerca lentamente y con temor, y descubre todos sus recuerdos esparcidos por el suelo y se siente morir.  
- Serena, ¿pero qué has hecho esta vez? 
A la mañana siguiente Serena se despierta con un dolor de cabeza terrible, pero tiene que ir a trabajar, se arregla, desayuna con calma y sale a la puerta de su casa para irse en su bicicleta nueva pero al cerrarla y darse la vuelta ve a Gerónimo sentado en el suelo al lado de su coche, abrazándose a sí mismo y balanceándose, la muchacha se acerca rápidamente a él. 
- Gero, ¿qué te pasa? ¿qué tienes? Gerónimo levanta la vista del suelo y la ve frente a él, es un ángel caído del cielo y la ama, no quiere perderla por nada del mundo, la vida eran dos días y él no podía seguir siendo como hasta ahora, el descubrir el secreto de su hermano le había cambiado muchos conceptos, se había dado cuenta de las cosas valiosas de la vida, de las cosas que importaban de verdad, el Gerónimo Salvatierra que todos conocían había muerto al saber que su hermano era gay y que se había quitado la vida por no soportar el decirles a ellos la verdad de su condición. 
- Serena, mi amor…- le dice Gerónimo echándose a sus brazos mientras ella miraba al vacio confundida- tenías razón, era verdad, no mentiste… 
- ¿qué te dije? ¿qué pasó? 
- Lo de mi hermano, era gay, era pareja de Valentín Serena traga saliva nerviosa mientras consuela en sus dulces brazos a Gerónimo, se lo dijo, no se acordaba de casi nada, pero se lo dijo… 
- Yo… no recuerdo nada de eso, pero… 
- No hace falta que digas nada, lo era, lo vi todo en casa de Valentín, vi fotos, cartas, lo vi, yo… lo vi 
- Pero no pasa nada Gero, si lo era pues no es pecado 
- No… no estoy así por eso, ahora he entendido muchas cosas, pero demasiado tarde Serena, lo que me tiene así es que mi hermano, mi sangre, se quitó la vida de esa manera tan… fuerte, sangrienta, dolorosa… por desesperación, porque no sabía como decirnos las cosas a mi padre y a mi, los machoss, los grandes machos Salvatierra, él sabía que mi padre lo hubiera echado de casa, y yo, yo… no le hubiera hablado más, y no pudo soportarlo, se mató por no darnos un disgusto, no pensó en sí mismo ni en su felicidad, no pudo con la situación, y yo… yo me quiero morir, no puedo soportar saber que mi hermano no está en este mundo y parte de la culpa es mía. - No digas eso Gero, ven, entremos en mi casa, vamos, no podemos quedarnos a hablar de este tema aquí, en plena calle 
- No, estará tu madre y no quiero que me vea así 
- No hay nadie, mi madre se fue a casa de mi abuela - Pero tú, tienes que trabajar… ¿no? 
- Eso lo arreglo enseguida, pero vamos. Serena ayuda a Gerónimo a levantarse y le abraza de la cintura mientras le acompaña a su casa. 
- Entra Gerónimo, siéntate por favor, voy a llamar a tu padrino para decirle que no puedo ir hoy, vuelvo enseguida. Serena habla con Octavio y vuelve al salón con una infusión de tila para tranquilizar a Gero, que se encontraba destrozado y llorando amargamente como un niño pequeño, Serena le mira entristecida, jamás hubiera pensado que vería llorar nada menos que al Salvatierra, al acercarse a él pensando en las musarañas se dio un golpe con el pico de la mesa y en un acto reflejo le tiró la tila encima… otra vez.  
- Ay… lo siento, déjame ayudarte, esto es lo que menos necesitas, tienes razón al decirme que soy un desastre… Serena le ayuda a quitarse la camiseta y se queda embobada viendo su perfecto y musculado torso. 
- Eres el más encantador de los desastres Serena, eres el desastre que más deseo tener en mi vida, esta noticia me ha cambiado por dentro y ahora no quiero perder más el tiempo en tonterías, te amo… y quiero que seas mi novia Serena, te quiero solo para mí, ¿aceptas?... CONTINUARÁ…

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