CAPÍTULO 7, ESCRITO POR: DEIANNE
ACTUACIÓN ESPECIAL:
Jery Sandoval como XIOMARA.
-¡Serena Márquez! ¿Me podrías hacer el favor de decirme que haces con mi padrino?- Furibundo, el atractivo joven, se acercó a ambos impulsado por el enojo del momento y asió a la bella muchacha por un brazo.
-¡¿Pero que haces?! ¡Eres un bruto Gerónimo! ¡Suéltame ya, no me toques, me das asco!-Le espetó ella intentando liberarse de su fuerte agarre.
-¡Ahijado por favor cálmate! ¿Qué es lo que sucede para que armes todo este espectáculo?, y ya de una vez, ¡suelta a Serena!...-Le pidió Don Octavio. Gerónimo lo miró con repugnancia a ambos.
-¡Esta es una zorra! ¡Y tu un pederasta! ¿No ves que es una chiquilla al lado tuyo?, viejo verde.
-¡A mi no me faltes el respeto niño insolente!, de todos modos yo no tengo que darte explicaciones sobre mi vida y de una vez, suelta a Serena- Octavio tomó fuertemente el brazo de Gerónimo y lo alejo de la niña-desastre bruscamente.
-¡Tal vez a mí no tengas que darme explicaciones pero si a mi padre!- Le dijo lleno de ira mientras salía a grandes zancadas de la oficina.
Marcia miró con desaprobación a su jefe y la nueva empleada de la empresa pero no comento nada ya que se decidió ir detrás de su viejo amigo.
-Yo lo siento ¿sabe?, no era mi intención que pasara todo esto, si yo no lo hubiera abrazado…-Le dijo ella mirando al suelo mientras sus mejillas se tornaban de un color carmín.
-No te preocupes, yo no sé que tiene mi ahijado en la cabeza, siempre ha sido así de malcriado…
-Con todos mis respetos, pero su ahijado es un idiota-Serena intentaba no sonreír.
-Me caes muy bien Serena, te gustaría luego del trabajo ir a tomar un café conmigo-Ella se sintió tentada pero cuando estuvo a punto de decir que sí, la imagen de Valentín sonriendo llegó a su mente y sus fuerzas flaquearon.
-No se ofenda señor, pero yo preferiría que no, nada personal sólo que…no lo creo adecuado.
-Para nada, agradezco tu sinceridad- Le dijo él con evidente decepción- bueno Serena, te quiero mañana aquí a primera hora, empezaras con trabajos sencillos, ayudando en la peluquería por ejemplo, de acuerdo con tu desempeño iras subiendo de puestos.
-Me parece perfecto, mañana estaré aquí…-Le dijo mientras se dirigía a la puerta.
-¡Espera!...Serena, y no llegues tarde- Ella le sonrió encantadoramente.
-Es un hecho-Le contestó intentando sonar como una persona madura, pero una vez que la puerta de la oficina de su nuevo jefe se cerro tras de ella empezó a correr hacia el ascensor dando saltos y cantando alegremente. ¡Tenía que contarle a Valentín!, le llamaría ni bien llegara a su casa.
Gerónimo furioso conducía su auto, intentando aclarar su mente. No entendía porque ver a Serena con otro hombre le causaba tanta repulsión. Sólo de pensarlo el ritmo de la sangre que corría sus venas aumentaba a una velocidad bestial ¡Serena era suya! ¡Siempre lo había sido!; desde que eran unos niños. Sólo le pertenecía a él y a nadie más o ¿no?...
Las miradas de profunda ternura que ella le dedicaba al escritorcito de baja calaña, como lo definía él, muchas veces le daban que pensar, pero era imposible ¿Quién querría a alguien con ese rarito teniendo a el cerca?, fácil respuesta, nadie.
Una sonrisa de arrogancia floreció en sus labios mientras pensaba lo poderosamente irresistible que era, él no necesitaba a Serena, el NO estaba interesado en ella, solamente hería su ego el que no le prestara la atención de siempre, debía ser sólo eso lo que le enojaba.
Gerónimo se auto convenció de que no estaba celoso.
El sonido de un móvil lo saco de sus cavilaciones, y una idea afloro en su mente cuando vio en la pantalla el nombre de Xiomara D`Alessandro.
-Belleza, tanto tiempo ¿Qué se te ha dado por llamarme ahora?-La voz sensual de ella llegó desde el otro lado del móvil.
-Quería recordarte que este viernes es el aniversario de graduados.
-Ah, y supongo que esperas que vaya contigo. Sabes que no me gustan esas cosas pero este año haré una excepción sólo por ti.
-Yo sabía que algún día lo lograría, ¿no vemos en el Louis Philippe Terrace a la ocho?
-Tenlo por seguro. Hasta entonces.
-Adiós guapo- Xiomara colgó del otro lado. Gerónimo sin sacar su vista del camino se desvió hacia las oficinas de su padre.
Serena se encontraba en su colorida habitación, hablando por un teléfono inalámbrico sentada en el suelo.
-¡Y me dieron el trabajo Valentín, estoy muy feliz, aparte de que mi jefe es muy simpático y me llevaré muy bien con él!
-Me alegro de que hayas tenido suerte, mi señorita del desastre, pero no eches a perder esta oportunidad.
-¡Ten por seguro que no lo hare!, me convertiré en un clon tuyo para conservar el empleo.
-No sé si tomar eso como un halago o una ofensa, mi querida…
-¡Oh!, supongo que como tú quieras, hablando de trabajos y esas cosas, dime como vas con tu novela, hoy de casualidad cuando iba a mi entrevista vi un libro tuyo llamado “Cuando amar no es pecado”, casi lo compro pero no me quedaba tiempo.
-¡Ah!-Contestó él sin mucho entusiasmo, la idea de que ella leyera sus libros no le atraía en demasía, ya que suponía que la dulce Serena se enteraría de toda su verdad, y quizás, por resultar herida o por considerarlo un bicho raro se alejaría de él. No quería perderla, ya en ese poco tiempo que llevaban de conocerse el le había tomado mucho aprecio- Bueno no he avanzado mucho ¿sabes?, mi musa inspiradora se ha cortado las venas me parece.
-Si quieres algún día podemos salir por allí y escribir juntos-Intento animarlo ella desde el otro lado. La risa de Valentín inundo los oídos de Serena.
-Pero si tú eres una de las personas menos originales que tengo la suerte de conocer…-Le dijo el bromista.
-Perdón “señorito perfección”, pero no todos nacen con el don de la literatura como tú…
-Lo sé, pero gracias por el ofrecimiento después de todo, al menos me ha hecho sonreír.
-Siempre te hago sonreír Valentín, no sé porque te resulto tan cómica. Oye, antes de que me olvide, ¿aun me acompañaras al aniversario de mi graduación este viernes?...
-Claro, te lo prometí… ¿Te parece si te recojo en tu casa a eso de las ocho y media?
-Me parece genial, ¡No sabes cuanto te adoro Valentín!-Le dijo con entusiasmo ella sin darse cuenta de los efectos que podrían causar en una persona que no fuera tan sensible y comprensiva como el joven escritor.
-¿Sabes Serena?, no acostumbro decir cosas lindas a las personas, pero a ti siento que te conozco de toda la vida, como…como si fueras mi mejor amiga- El corazón de la joven empezó a latir aceleradamente, la ilusión brilló en sus ojos por unos fugaces momentos.
-¡Que emoción!, ¡Somos mejores amigos!, yo nunca tuve un mejor amigo que fuera varón, estupendo.
-Mira que eres increíble Serena, bueno, tengo que dejarte, nos vemos el viernes, y suerte en tu primer día de trabajo.
-Gracias, te deseo suerte para ver si consigues una musa inspiradora que no quiera suicidarse- El sonido de la risa volvió a sonar a través del teléfono y luego un tono de ocupado.
Unos días después de aquella conversación, cuando las estrellas ya surcaban el cielo, y las primeras luciérnagas de la noche se hacían presentes, Valentín esperaba con traje de etiqueta fuera de la casa de Serena, que llevaba una hora atrasada.
-“Yo sabía que podía haber llegado un poco más tarde”-Se reprocho mentalmente pero unos segundos después la puerta de entrada se abrió, revelando a una Serena radiante, enfundada en un vestido de gala rosado que le sentaba como una segunda piel, Valentín pensó que de no ser homosexual, se habría enamorado en ese preciso instante.
Ella avanzó tímidamente hacía el, pero al bajar un escalón piso su vestido y se resbalo, rompiendo toda la magia del momento aunque para su suerte, su nuevo mejor amigo la tomo en brazos justo antes de que cayera al suelo.
-No podías ser tú sin una escena de estas Serena, sería muy irreal-Le dijo él riendo mientras la ayudaba a componerse- Pero luces muy bonita.
-Gracias-Contestó ella sonrojada- tú no te quedas atrás, estas muy guapo.
-Bien, vamos-Le sonrió una vez más al mismo tiempo que poso una mano en su cintura para guiarla hacia el auto, Serena sintió que el tacto le quemaba a través de la fina seda del vestido. Decididamente esa sería una noche muy larga.
La fiesta se realizaba en uno de los salones más exclusivos de toda la ciudad, el “Louis Philippe Terrace”, que para la ocasión estaba decorado espléndidamente con adornos florales por doquier y mozos vestidos de etiqueta yendo y viniendo, mientras ofrecían costosos tentempiés acompañados de champagne.
Entre toda esa locura y ostentación se encontraba Gerónimo, tan acostumbrado a esos acartonados eventos como a las mujeres parecidas a la que ataviada con un vestido sugerente le hablaba sensualmente al oído mientras pretendía escuchar.
Lo único que atino a hacer desde que había llegado era a rastrear el lugar en busca de Serena pero cuando la vio entrar por la puerta principal de la mano de ese “rarito” se dio cuenta de que había sido un error asistir.
Ella estaba hermosa como nunca antes la había visto antes, pero esta vez no se había arreglado para él si no para otro hombre, y ello le dolió en lo más profundo.
Sus miradas se cruzaron casi al instante.
-¿Qué hace ese estúpido con esa zorra?-Le preguntó Serena a Valentín mientras caminaban hacia una mesa.
-No lo sé, ni me interesa, ese tipo es un grosero-Le mintió él, en realidad verlo con esa mujer le había fastidiado toda la noche.
-Es que se cree todo un galán, que todas las mujeres caemos a sus pies ¡Y no es así!
, ¡Mira el muy descarado como coquetea con ella!-Decía más para ella misma que para su acompañante.
-No le prestes atención, mejor pasémosla bien ¿No te parece?
Serena le miró de malhumor pero asintió suavemente.
-Vamos al balcón, decían que iba a estar adornado con unos faroles orientales muy bonitos y románticos.
-Buena idea-E intentando provocar celos en Gerónimo, Valentín tomo a Serena por la cintura, sin pensar que ese simple gesto podía llegar en un futuro a lastimar a su querida amiga.
Una vez que llegaron al balcón se sorprendieron al ver que un paisaje desmesuradamente romántico se extendía ante ellos. Desde ahí se podía observar el jardín de un verde brillante, rodeado de pinos y rosales adornados con pequeñas luces. Y en el centro había una gran fuente encendida.
-¡Wow Valentín!, esto es verdaderamente hermoso-Dijo ella.
-Ven-Le ordeno Valentín mientras se sentaba en un banco de mármol, señalando un lugar vació a su lado. Serena se acercó y se sentó a su lado con delicadeza mientras se alisaba el vestido-Cierto, todo es tan bello…-Antes de terminar de decir esa frase, Valentín advirtió como su amiga se acercaba a él con la intensión de unir sus labios y estaba a punto de girar su rostro cuando vio a Gerónimo observando desde una penumbra…
¡Valentín la iba besar! ¡Valentín la iba a besar!-pensaba Serena. Cuando sus labios hicieron contactos con los de él, sus mejillas se encendieron, así, con la luna creciente dando luz y las estrellas copando la cúpula estelar, sucedió en aquel lugar, el primer beso de ella con alguien que de cierta manera la utilizaba.
Todo termino tan pronto como comenzó, y cuando la joven quiso acordar, Valentín se encontraba en el suelo con el labio partido y Gerónimo abrazándola de una forma posesiva.
-¡No te acerques más a ese anormal Serena!, es homosexual y yo le gusto…
Valentín sintió que lo dolía más la mirada de decepción de ella que el golpe que le había propinado aquel quien tanto se parecía a su antiguo amor.
-¿Es verdad eso, Valentín?-Le preguntó con un hilo de voz.
-¡Serena Márquez! ¿Me podrías hacer el favor de decirme que haces con mi padrino?- Furibundo, el atractivo joven, se acercó a ambos impulsado por el enojo del momento y asió a la bella muchacha por un brazo.
-¡¿Pero que haces?! ¡Eres un bruto Gerónimo! ¡Suéltame ya, no me toques, me das asco!-Le espetó ella intentando liberarse de su fuerte agarre.
-¡Ahijado por favor cálmate! ¿Qué es lo que sucede para que armes todo este espectáculo?, y ya de una vez, ¡suelta a Serena!...-Le pidió Don Octavio. Gerónimo lo miró con repugnancia a ambos.
-¡Esta es una zorra! ¡Y tu un pederasta! ¿No ves que es una chiquilla al lado tuyo?, viejo verde.
-¡A mi no me faltes el respeto niño insolente!, de todos modos yo no tengo que darte explicaciones sobre mi vida y de una vez, suelta a Serena- Octavio tomó fuertemente el brazo de Gerónimo y lo alejo de la niña-desastre bruscamente.
-¡Tal vez a mí no tengas que darme explicaciones pero si a mi padre!- Le dijo lleno de ira mientras salía a grandes zancadas de la oficina.
Marcia miró con desaprobación a su jefe y la nueva empleada de la empresa pero no comento nada ya que se decidió ir detrás de su viejo amigo.
-Yo lo siento ¿sabe?, no era mi intención que pasara todo esto, si yo no lo hubiera abrazado…-Le dijo ella mirando al suelo mientras sus mejillas se tornaban de un color carmín.
-No te preocupes, yo no sé que tiene mi ahijado en la cabeza, siempre ha sido así de malcriado…
-Con todos mis respetos, pero su ahijado es un idiota-Serena intentaba no sonreír.
-Me caes muy bien Serena, te gustaría luego del trabajo ir a tomar un café conmigo-Ella se sintió tentada pero cuando estuvo a punto de decir que sí, la imagen de Valentín sonriendo llegó a su mente y sus fuerzas flaquearon.
-No se ofenda señor, pero yo preferiría que no, nada personal sólo que…no lo creo adecuado.
-Para nada, agradezco tu sinceridad- Le dijo él con evidente decepción- bueno Serena, te quiero mañana aquí a primera hora, empezaras con trabajos sencillos, ayudando en la peluquería por ejemplo, de acuerdo con tu desempeño iras subiendo de puestos.
-Me parece perfecto, mañana estaré aquí…-Le dijo mientras se dirigía a la puerta.
-¡Espera!...Serena, y no llegues tarde- Ella le sonrió encantadoramente.
-Es un hecho-Le contestó intentando sonar como una persona madura, pero una vez que la puerta de la oficina de su nuevo jefe se cerro tras de ella empezó a correr hacia el ascensor dando saltos y cantando alegremente. ¡Tenía que contarle a Valentín!, le llamaría ni bien llegara a su casa.
Gerónimo furioso conducía su auto, intentando aclarar su mente. No entendía porque ver a Serena con otro hombre le causaba tanta repulsión. Sólo de pensarlo el ritmo de la sangre que corría sus venas aumentaba a una velocidad bestial ¡Serena era suya! ¡Siempre lo había sido!; desde que eran unos niños. Sólo le pertenecía a él y a nadie más o ¿no?...
Las miradas de profunda ternura que ella le dedicaba al escritorcito de baja calaña, como lo definía él, muchas veces le daban que pensar, pero era imposible ¿Quién querría a alguien con ese rarito teniendo a el cerca?, fácil respuesta, nadie.
Una sonrisa de arrogancia floreció en sus labios mientras pensaba lo poderosamente irresistible que era, él no necesitaba a Serena, el NO estaba interesado en ella, solamente hería su ego el que no le prestara la atención de siempre, debía ser sólo eso lo que le enojaba.
Gerónimo se auto convenció de que no estaba celoso.
El sonido de un móvil lo saco de sus cavilaciones, y una idea afloro en su mente cuando vio en la pantalla el nombre de Xiomara D`Alessandro.
-Belleza, tanto tiempo ¿Qué se te ha dado por llamarme ahora?-La voz sensual de ella llegó desde el otro lado del móvil.
-Quería recordarte que este viernes es el aniversario de graduados.
-Ah, y supongo que esperas que vaya contigo. Sabes que no me gustan esas cosas pero este año haré una excepción sólo por ti.
-Yo sabía que algún día lo lograría, ¿no vemos en el Louis Philippe Terrace a la ocho?
-Tenlo por seguro. Hasta entonces.
-Adiós guapo- Xiomara colgó del otro lado. Gerónimo sin sacar su vista del camino se desvió hacia las oficinas de su padre.
Serena se encontraba en su colorida habitación, hablando por un teléfono inalámbrico sentada en el suelo.
-¡Y me dieron el trabajo Valentín, estoy muy feliz, aparte de que mi jefe es muy simpático y me llevaré muy bien con él!
-Me alegro de que hayas tenido suerte, mi señorita del desastre, pero no eches a perder esta oportunidad.
-¡Ten por seguro que no lo hare!, me convertiré en un clon tuyo para conservar el empleo.
-No sé si tomar eso como un halago o una ofensa, mi querida…
-¡Oh!, supongo que como tú quieras, hablando de trabajos y esas cosas, dime como vas con tu novela, hoy de casualidad cuando iba a mi entrevista vi un libro tuyo llamado “Cuando amar no es pecado”, casi lo compro pero no me quedaba tiempo.
-¡Ah!-Contestó él sin mucho entusiasmo, la idea de que ella leyera sus libros no le atraía en demasía, ya que suponía que la dulce Serena se enteraría de toda su verdad, y quizás, por resultar herida o por considerarlo un bicho raro se alejaría de él. No quería perderla, ya en ese poco tiempo que llevaban de conocerse el le había tomado mucho aprecio- Bueno no he avanzado mucho ¿sabes?, mi musa inspiradora se ha cortado las venas me parece.
-Si quieres algún día podemos salir por allí y escribir juntos-Intento animarlo ella desde el otro lado. La risa de Valentín inundo los oídos de Serena.
-Pero si tú eres una de las personas menos originales que tengo la suerte de conocer…-Le dijo el bromista.
-Perdón “señorito perfección”, pero no todos nacen con el don de la literatura como tú…
-Lo sé, pero gracias por el ofrecimiento después de todo, al menos me ha hecho sonreír.
-Siempre te hago sonreír Valentín, no sé porque te resulto tan cómica. Oye, antes de que me olvide, ¿aun me acompañaras al aniversario de mi graduación este viernes?...
-Claro, te lo prometí… ¿Te parece si te recojo en tu casa a eso de las ocho y media?
-Me parece genial, ¡No sabes cuanto te adoro Valentín!-Le dijo con entusiasmo ella sin darse cuenta de los efectos que podrían causar en una persona que no fuera tan sensible y comprensiva como el joven escritor.
-¿Sabes Serena?, no acostumbro decir cosas lindas a las personas, pero a ti siento que te conozco de toda la vida, como…como si fueras mi mejor amiga- El corazón de la joven empezó a latir aceleradamente, la ilusión brilló en sus ojos por unos fugaces momentos.
-¡Que emoción!, ¡Somos mejores amigos!, yo nunca tuve un mejor amigo que fuera varón, estupendo.
-Mira que eres increíble Serena, bueno, tengo que dejarte, nos vemos el viernes, y suerte en tu primer día de trabajo.
-Gracias, te deseo suerte para ver si consigues una musa inspiradora que no quiera suicidarse- El sonido de la risa volvió a sonar a través del teléfono y luego un tono de ocupado.
Unos días después de aquella conversación, cuando las estrellas ya surcaban el cielo, y las primeras luciérnagas de la noche se hacían presentes, Valentín esperaba con traje de etiqueta fuera de la casa de Serena, que llevaba una hora atrasada.
-“Yo sabía que podía haber llegado un poco más tarde”-Se reprocho mentalmente pero unos segundos después la puerta de entrada se abrió, revelando a una Serena radiante, enfundada en un vestido de gala rosado que le sentaba como una segunda piel, Valentín pensó que de no ser homosexual, se habría enamorado en ese preciso instante.
Ella avanzó tímidamente hacía el, pero al bajar un escalón piso su vestido y se resbalo, rompiendo toda la magia del momento aunque para su suerte, su nuevo mejor amigo la tomo en brazos justo antes de que cayera al suelo.
-No podías ser tú sin una escena de estas Serena, sería muy irreal-Le dijo él riendo mientras la ayudaba a componerse- Pero luces muy bonita.
-Gracias-Contestó ella sonrojada- tú no te quedas atrás, estas muy guapo.
-Bien, vamos-Le sonrió una vez más al mismo tiempo que poso una mano en su cintura para guiarla hacia el auto, Serena sintió que el tacto le quemaba a través de la fina seda del vestido. Decididamente esa sería una noche muy larga.
La fiesta se realizaba en uno de los salones más exclusivos de toda la ciudad, el “Louis Philippe Terrace”, que para la ocasión estaba decorado espléndidamente con adornos florales por doquier y mozos vestidos de etiqueta yendo y viniendo, mientras ofrecían costosos tentempiés acompañados de champagne.
Entre toda esa locura y ostentación se encontraba Gerónimo, tan acostumbrado a esos acartonados eventos como a las mujeres parecidas a la que ataviada con un vestido sugerente le hablaba sensualmente al oído mientras pretendía escuchar.
Lo único que atino a hacer desde que había llegado era a rastrear el lugar en busca de Serena pero cuando la vio entrar por la puerta principal de la mano de ese “rarito” se dio cuenta de que había sido un error asistir.
Ella estaba hermosa como nunca antes la había visto antes, pero esta vez no se había arreglado para él si no para otro hombre, y ello le dolió en lo más profundo.
Sus miradas se cruzaron casi al instante.
-¿Qué hace ese estúpido con esa zorra?-Le preguntó Serena a Valentín mientras caminaban hacia una mesa.
-No lo sé, ni me interesa, ese tipo es un grosero-Le mintió él, en realidad verlo con esa mujer le había fastidiado toda la noche.
-Es que se cree todo un galán, que todas las mujeres caemos a sus pies ¡Y no es así!
, ¡Mira el muy descarado como coquetea con ella!-Decía más para ella misma que para su acompañante.
-No le prestes atención, mejor pasémosla bien ¿No te parece?
Serena le miró de malhumor pero asintió suavemente.
-Vamos al balcón, decían que iba a estar adornado con unos faroles orientales muy bonitos y románticos.
-Buena idea-E intentando provocar celos en Gerónimo, Valentín tomo a Serena por la cintura, sin pensar que ese simple gesto podía llegar en un futuro a lastimar a su querida amiga.
Una vez que llegaron al balcón se sorprendieron al ver que un paisaje desmesuradamente romántico se extendía ante ellos. Desde ahí se podía observar el jardín de un verde brillante, rodeado de pinos y rosales adornados con pequeñas luces. Y en el centro había una gran fuente encendida.
-¡Wow Valentín!, esto es verdaderamente hermoso-Dijo ella.
-Ven-Le ordeno Valentín mientras se sentaba en un banco de mármol, señalando un lugar vació a su lado. Serena se acercó y se sentó a su lado con delicadeza mientras se alisaba el vestido-Cierto, todo es tan bello…-Antes de terminar de decir esa frase, Valentín advirtió como su amiga se acercaba a él con la intensión de unir sus labios y estaba a punto de girar su rostro cuando vio a Gerónimo observando desde una penumbra…
¡Valentín la iba besar! ¡Valentín la iba a besar!-pensaba Serena. Cuando sus labios hicieron contactos con los de él, sus mejillas se encendieron, así, con la luna creciente dando luz y las estrellas copando la cúpula estelar, sucedió en aquel lugar, el primer beso de ella con alguien que de cierta manera la utilizaba.
Todo termino tan pronto como comenzó, y cuando la joven quiso acordar, Valentín se encontraba en el suelo con el labio partido y Gerónimo abrazándola de una forma posesiva.
-¡No te acerques más a ese anormal Serena!, es homosexual y yo le gusto…
Valentín sintió que lo dolía más la mirada de decepción de ella que el golpe que le había propinado aquel quien tanto se parecía a su antiguo amor.
-¿Es verdad eso, Valentín?-Le preguntó con un hilo de voz.
¡que final de impacto¡ la escena es genial, gero viendo como valen que es gay y se siente atraido hacia él besa a la chica que le gusta ¡¡me encanta¡
ReplyDeletegracias por leerla... es una de las escenas determinantes de la novela. Deianne se metió de lleno para escribirla.
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